Washington.-Después de servir con el Cuerpo de Marines de Estados Unidos en Irak, Julio Torres tiene tatuados en sus brazos la bandera estadounidense y la insignia del Cuerpo de Marines para mostrar su orgullo por servir a un país que llama hogar. Y después de luchar contra el síndrome de estrés postraumático, la adicción a las drogas y un cargo penal relacionado tras su despliegue, este hombre de 44 años ha encontrado un nuevo propósito como pastor, predicando un mensaje de libertad a aquellos que enfrentan problemas similares.